domingo, 31 de mayo de 2015

LA DIABLESA DEL DESIERTO (Empusa pennata)

Empusa pennata
Según la mitología griega, la Empusa es una criatura guardiana del infierno, que puede cambiar de forma y le agrada pasear por parajes desérticos. A veces toma la forma de una bella cortesana, a fin de seducir a jóvenes ardientes y descuidados para, tras culminar los actos carnales, devorarlos y beber su sangre. 

Nuestra protagonista de hoy, toma su nombre de tan aterrador ser, Empusa pennata, Mantis palo, Diablillo o Muerte (como llaman algunos Añoveranos a todas las mantis) y al igual que el ser mitológico, vive en zonas áridas, de escasa vegetación. Pero no es la única coincidencia.

Estas fotos me las mandó nuestro vecino Jose, al encontrase una en nuestro, siempre tan diverso, campo.
Lo primero que salta a la vista es el buen camuflaje que tienen. La foto anterior está retocada a fin de que pueda verse mejor, pero en la original de la izquierda, se puede apreciar el alto grado de mimetismo con el ambiente. Y es que el color del adulto de nuestra diablesa, depende del entorno circundante cuando realiza la última muda, y va desde el pardo de la hierba seca, hasta el verde.

Como la malvada diablesa griega, nuestra mantis sabe pasar desapercibida.

La Mantis palo, a diferencia de otras mantis, se caracteriza por presentar tubérculos en la parte ventral del abdomen, disponiéndose enrollado en las ninfas y extendido en los adultos. Además de presentar una protuberancia en la cabeza. Los machos, como parece ser el de nuestra foto, presentan antenas largas bipectinadas (plumosas) siendo más cortas y lineales las de las hembras. Otra de las diferencias con otros mantoideos, es que pasan el invierno en forma de ninfa, no en forma de huevo.


Según ciertas leyendas castellanas, una Lamia (el equivalente latino de la Empusa) de extraordinaria belleza, puede aparecer en  determinadas fechas a la orilla del rio, peinándose sus cabellos. 

Al igual que nuestro diablillo de hoy, pues aunque la Empusa pennata habita preferiblemente zonas desérticas, también se la puede encontrar en las orillas de los ríos y cursos de agua, posiblemente atraída por la abundancia de presas que revolotean en sus alrededores. (La Mantis palo tiene un diseño corporal especializado en cazar insectos voladores, que atrapa con las patas posteriores, armadas con espinas. Si bien puede alimentarse de cualquier invertebrado que caiga entre sus potentes brazos; arañas, saltamontes, etc.)

Tanto su inquietante belleza, como su comportamiento sexual, igual que el de las mantis religiosas, son seguramente las características que le han hecho ganarse un nombre tan diabólico. ¿Quien no conoce a estas alturas el comportamiento sexual de las mantis?

Todo comienza cuando la hembra, en la época de reproducción emite unas feromonas al aire (perfúmenes de mujer) que el macho percibe con sus antenas. Siguiendo el rastro de las mismas hasta su origen son capaces de llegar hasta la hembra. Una vez localizada, el macho tiene que ser muy cuidadoso, pues la hembra puede devorarlo. Para evitarlo, el macho se acerca cuidadosamente por detrás hasta conseguir copular con ella, procurando mantenerse alejado de las patas posteriores de la hembra, que pudieran atraparle en un mortal abrazo. La hembra de Ampusa pennata, a pesar de haberse ganado el nombre diabólico, en realidad, devora a los machos con bastante menos frecuencia que la mantis religiosa (tengo un amigo que haría un buen chiste con esto).


A pesar de ciertas creencias populares que dotan a las mantis de una picadura venenosa e incluso mortal (recuerdo que siendo niño me dijeron que no me acercara a ellas pues eran "La muerte" y era fatal su picadura) en realidad, las mantis en general, y la nuestra en particular, no suponen ningún peligro para el ser humano y, de hecho, pueden ser beneficiosas, pues como depredadores voraces de invertebrados, ayudan al control de insectos indeseables, que pueden convertirse en plagas.

Así que ya sabeis, si en vuestros paseos os encontrais con este inquietante animal, camuflado entre la maleza, sabed que estáis ante Empusa pennata, una mantis peculiar que toma el nombre de un diablo mitológico, que habita las zonas áridas del sur de europa occidental, y que su maldad tiene, como su nombre, mucho más de cuento que de verdad. 

Quizás incluso su visión pueda iniciar una buena reflexión o conversación, pues conocer la historia de los habitantes de nuestra naturaleza, no solo es enriquecedor. También suma al disfrute de los paseos, el valor añadido del conocimiento.  

sábado, 30 de mayo de 2015

LA BESTIA DESCONOCIDA (Gluvia Dorsalis)



Esta preciosidad, me la hicieron llegar la semana pasada desde el colegio de Dario, para ver si les podía decir algo sobre esta "araña" tan rara. La señora de la limpieza la encontró en un baño. Me hizo una ilusión tremenda toparme, por fin, con este magnífico animal, al que nunca había tenido la oportunidad de ver "en directo".

Me encontraba ante uno de los arácnidos (no araña) más raros y desconocidos. Gluvia Dorsalis, un solífugo endémico exclusivamente de la península Ibérica. 

Los solífugos habitan principalmente las regiones desérticas y semidesérticas, donde se han descrito como posibles indicadores de este tipo de biomas. No obstante Gluvia Dorsalis, nuestro amigo de hoy, se ha encontrado en habitats de tipo mediterráneo, en la Iberia de veranos cálidos, independientemente de la dureza de los inviernos (Retamales, pinares, encinares, sabinares, alcornocales, quejigares, pastizales y tomillares).


Imaginad las bestias típicas de las leyendas del imaginario popular, ya sean de este u otro planeta: un animal acechante y desconocido, difícil de encontrar, que pasa escondido en su guarida, la mayor parte del día. Una bestia voraz, rápida y sigilosa, que solo en las horas crepúsculares y bajo el manto de la noche, sale en busca de víctimas. Acercándose a la luz, únicamente porque en ella puede encontrar multitud de presas.

Un animal de aspecto aterrador, con enormes y potentes mandíbulas, con las que despedaza a su víctima sin darla un respiro, unos brazos enormes, capaces de amarrar con fuerza cualquier intento de fuga y que segrega sobre su presa moribunda, un líquido capaz de "disolverlas", a fin de poder engullirlas fácilmente.

Estamos hablando de Gluvia Dorsalis.

Los solífugos tienden a ocultarse en guaridas temporales de carácter diario o temporal, de modo que durante el día, o durante determinadas épocas del año no son fáciles de ver. Algunas veces se les ha visto bajo la luz del alumbrado en busca de insectos que son atraídos por la misma, depredándolos activamente. 

Son muy rápidos y voraces, y aunque no tienen veneno como otros arácnidos, cazan apresando a sus víctimas con sus largos pedipalpos, terminados en una almohadilla adhesiva, y lanzando incesantes mordiscos con sus potentes queliceros de dientes aserrados, que hace las veces de mandíbula. Como otros arácnidos tienen digestión externa, consistente en rociar con jugos digestivos a su presa, lo que facilita la posterior succión de los restos en una forma fluida.

Los solifugos cuando caen al agua entran en un estado "catatónico", disminuyendo su metabolismo, pareciendo estar muertos. Pero una vez fuera del líquido y pasado un rato, se recuperan y reinician su actividad normalmente. Posiblemente se trate de una adaptación de estos animales a los ambientes áridos en donde en alguna época del año podría haber inundaciones por fuertes precipitaciones.



En fin, si tenéis la improbable suerte de encontraos con este extraño animal. Sabed que os encontráis ante Gluvia dorsalis, un arácnido del orden de los solífugos, que parece una araña, pero no lo es. Un depredador nato, voraz y muy rápido, que bien podría haber sido la inspiración de las bestias que cuentan las leyendas. Aun así, como en el conocido cuento "La Bella y la Bestia", una vez se le conoce en profundidad, uno no puede dejar de sentir cierta admiración por ellos. Por último os dejo un corto video del programa "El jardín viviente" donde se habla de ellos.