Salsola vermiculata |
Aprieta el calor del verano en nuestros cerros de yeso, la fuerte sequía hace que los campos se tornen amarillentos y el pasto disminuya. El agua escasea en un ambiente hostil, semidesértico, y cuando llega, lo hace de forma tormentosa, arrastrando los recursos edáficos cerro abajo, erosionando las cumbres, y acumulando sales en las vaguadas.
En los secos y calurosos estíos de nuestros cerros, parece que todo aquello capaz de soportar vida, está destinado a morir, por las hostiles condiciones del medio. No solo se trata de sobrevivir, se trata de mantener las condiciones que hacen que la vida prospere. Aun así, en cualquier paseo por nuestros cerros. Con la mirada adecuada, constatamos que la vida se desborda en cada rincón, que los cerros resisten, y sus habitantes los pueblan, generación, tras generación.
Esto es posible, gracias a no pocos "Héroes anónimos", que luchan contra las inclemencias de un medio difícil, asegurándose, no solo su supervivencia, sino la del resto de organismos, al combatir las fuerzas que tienden a desertificar nuestros cerros y paliar sus efectos.
Hoy pondremos nombre a uno de estos héroes anónimos que, si bien no es el más común, aporta e importa. Os quiero presentar a: Salsola vermiculata.
También llamada barrila, sisallo, caramillo, carambillo o tarrico, nuestra amiga de hoy es un arbusto poco aparente, con ramificación muy irregular, cuyo verde, a veces se tapa de un gris blanquecino por la mezcla de polvo y el efecto del recubrimiento de pelos de que dispone. Que podemos encontrar al borde de caminos, cultivos de secano, laderas, y en zonas por lo general, muy expuestas y soleadas.
Es una planta capaz de vivir en estos difíciles ambientes y que ofrece sus frutos el final del verano: Su metabolismo, el llamado C4, le permite reciclar el CO2 que respira al cerrar los estomas, para no perder el preciado agua, tan escaso. Su diseño y metabolismo, hacen que pueda sobrevivir donde otras plantas morirían, por desecación o insolación. Así mismo, es una planta muy resistente a la concentración de sales.
Los pastores antiguos, ya aprendieron a reservar el Sisallo, para las ovejas paridas que precisaban más energía y un aumento de la leche, pastándola también los jumentos, mulos, caballos y bueyes. Demostrando nuestra Salsola vermiculata, que no solo es capaz de sobrevivir, sino también de alimentar a otros cuando pocos más pueden hacerlo, sosteniendo así el ecosistema.
Nuestro protagonista de hoy, también puede colonizar los taludes y laderas. Las tormentas de verano arrastran las sales hacia los valles, que de no ser parados por el freno adecuado, pueden dar lugar a una "subida de sales" en las vaguadas, que pueden llegar a agostar la siembra, antes que pudiera espigar. Nuestra planta se convierte así, entre otras, en un amortiguador de los efectos perniciosos de las tormentas, un guardian de los cultivos, que no requiere más gasto que el de dejarla vivir.
Del Sisallo se obtenía también la "Barrilla". La barrilla llegó a tener su importancia en la economía de los Siglos XVII y XVIII, pues era materia prima esencial para la fabricación de jabones y vidrios. Esta eran los álcalis que resultaban de la incineración de plantas con alto contenido en sales orgánicas de sodio y potasio, entre las que se encuentra nuestra amiga de hoy, la Salsola vermiculata.
Esto es lo que dice G. Alonso Herrera en su libro "Agricultura general" impresa en 1818, que es revisión de la versión original de 1513.
Así pues, de paseo por nuestros campos y cerros, podremos encontrar esta planta excepcional, que ha sido, desde tiempos antiguos, guardiana de la vida de nuestros campos, evitando la erosión, proveyendo recursos químicos, usada para la colada, como fuente de alimento cuando otras escaseaban y mitigando la excesiva concentración de sales. Pero no solo eso. También sirve de planta nutricia y refugio de infinidad de invertebrados. Y dada su resistencia natural a las inclemencias de nuestros campos, no necesitan prácticamente nada para subsistir.
En ella también podemos encontrar las agallas producidas por los dipteros Stefaniola salsolae y Stefaniola bilobata.
En fin, toda una heroína que podéis encontrar en los bordes de cualquier camino de nuestros cerros. Una planta con una gran historia a sus espaldas merecedora de ser contada, que ha convivido desde tiempos antiguos con el hombre. Enriqueciendo y dotando de vida los ambientes más difíciles.
En ella también podemos encontrar las agallas producidas por los dipteros Stefaniola salsolae y Stefaniola bilobata.
En fin, toda una heroína que podéis encontrar en los bordes de cualquier camino de nuestros cerros. Una planta con una gran historia a sus espaldas merecedora de ser contada, que ha convivido desde tiempos antiguos con el hombre. Enriqueciendo y dotando de vida los ambientes más difíciles.
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