sábado, 15 de julio de 2023

LA MOSCA ASESINA Y APOLOGÍA DEL LENTO (Coenosia attenuata)

Hoy os presentaré un animal que podría estar a la altura de Flash, el conocido superhéroe de DC cómics famoso por su velocidad. Oriunda del mediterráneo, nuestra protagonista de hoy es una gran aliada del hombre en el control biológico de plagas y una cazadora con unas habilidades sobrecogedoras que le han valido el sobrenombre de “mosca tigre” o “mosca asesina”. Se trata de Coenosia attenuata.

Esta mosca, acecha a sus presas desde su posadero y comenzará la persecución de cualquier insecto que se vea capaz de dominar (incluidas otras moscas asesinas más pequeñas). Durante la persecución estira las patas y, en cuanto toca a su presa, las cierra de golpe a modo de jaula; a continuación, vuelve a tierra con su víctima y le clava su probóscide en forma de puñal para digerirla. La caza dura, por término medio ¡Ojo al dato! un cuarto de segundo; a veces, la mitad. La mosca tigre caza a sus presas en menos de lo que dura un parpadeo humano. Para nuestra amiga de hoy, la velocidad lo es todo.

Cazar a esa velocidad requiere de una visión igual de rápida, y es en este punto donde nuestra amiga de hoy es aun más impresionante debido a que sus ojos presentan los fotorreceptores (moléculas a las que debemos la visión) más rápidos conocidos del mundo animal: Cuando la luz llega a los fotoreceptores de los ojos de Coenosia attenuata, estos envían señales eléctricas al cerebro y el cerebro envía señales a los músculos en tan solo 6-9 milisegundos. ¡Eso si que son reflejos! En comparación, el ser humano tarda entre 30-60 milisegundos solo en el primer paso: Si estuviéramos compitiendo por una presa con ellas, la mosca estaría en pleno vuelo antes de que nosotros seamos conscientes de haber visto algo moverse. Imagina tirar al plato al lado de alguien que es capaz de dispararlos antes de que tu seas capaz de verlos siquiera: ¡Te parecería que ya salen rotos por los disparos de tu contrincante!. Impresionante ¿Verdad? pues aun hay más.

La mosca tigre también es capaz de actualizar su visión enormemente rápido. Imagina que estás viendo un pase de diapositivas de un corredor tomadas cada poco tiempo y que cada vez pasan más rápido, llegará un momento en que no distinguirás las diapositivas y verás una película continua de un hombre corriendo, como en el cine. El punto en el que las imágenes estáticas se funden y se empieza a percibir la ilusión de un movimiento continuo se denomina frecuencia crítica de fusión del parpadeo (CFF, por sus siglas en inglés) es una medida de lo rápido que el cerebro puede procesar la información visual y se mide en Hercios (Hz) o fotogramas por segundo. Para los humanos, el CFF es de unos 60 Hz, para la mayoría de las moscas es de unos 350 Hz. (Casi 6 veces mayor) Esto supone que, a ojos de una mosca, una película humana parecería un pase de diapositivas. ¿Pueden estas diferencias en la velocidades visuales influir en la percepción del tiempo? Es muy probable, aunque no sabemos como siente una mosca, a través de sus ojos el mundo debe parecer moverse a cámara lenta.

Cualquiera puede pensar que capturar una mosca con tales dotes, si es que es posible, requeriría una velocidad extraordinaria ¿Cómo se puede ser más rápido que Flash? La respuesta es tan simple como anti-intuitiva: La solución no está en ser lo suficientemente rápido, sino lo suficientemente lento. En efecto, si uno se acerca lo suficientemente lento a quien es tan rápido que ve el mundo a cámara lenta, se convertirá en una simple parte más del entorno. Para atrapar una mosca tigre, solo tienes que acercarte con un vial lo suficientemente despacio.


Acostumbrados, como estamos, a elogiar la rapidez en un mundo que va, cada vez, más deprisa (Citius, Altius, Fortius) seguramente, el lector se haya sorprendido al descubrir que nuestro atributo más valioso para dar caza a uno de los animales más rápidos del planeta sea la lentitud. Lo cierto es que gracias al gusto de los humanos por los discursos teleológicos -Seguramente a consecuencia de un cerebro extraordinariamente plástico, al que le encanta buscar patrones y no soporta la incertidumbre- nos es muy fácil olvidar que la evolución actúa por azar, sin ningún propósito, y que los seres vivos que tienen éxito en la lucha por la supervivencia no tienen porque ser ni los más rápidos, ni los más altos, ni los más fuertes. La lentitud puede ser una gran virtud en el contexto adecuado y Niestzche, el influyente filósofo alemán del siglo XIX, supo verlo hace 137 años: 

Nietzsche, en el prefacio, publicado en 1886, de su obra titulada Aurora - Una colección de aforismos con la que pretende hacernos reflexionar sobre la ilusión de los valores morales, los prejuicios y la hipocresía generadas por el conformismo de su tiempo- hace todo un elogio a la lentitud:

“Este prologo llega tarde, aunque no demasiado, ¿Qué son, a fin de cuentas, cinco o seis años? Un libro como éste, un problema como éste, no tiene ninguna prisa; además, lo mismo yo que mi libro somos ambos amigos del lento. No por nada ha sido uno filólogo, y tal vez aun lo sea, esto es, maestro de la lectura lenta -Al final acaba uno escribiendo también lentamente- Ahora forma parte no solo de mis hábitos, sino también de mi gusto - ¿Un gusto perverso, tal vez?-, no escribir jamás nada que no lleve a la desesperación a toda esa gente que tiene prisa”. 

Sorprende que no haya cambiado mucho la percepción de la sociedad desde entonces, Nietzsche nos cuenta que vivía en la era (¡Ojo! Hace 137 años) “de la precipitación, de la prisa indecente y sudorosa que pretende acabar todo de inmediato”; no me cabe la menor duda que cualquiera de nosotros suscribiría estas palabras en nuestra época actual y, quizás, se nos escaparía una sonrisilla condescendiente al imaginarnos al filósofo expuesto a la velocidad de nuestros días - Si aquello te pareció rápido, Friedrich, en el siglo XXI lo vas a flipar -. 

Nietzsche se propuso socavar los pilares de una sociedad donde la velocidad, la prisa, se imponía como un valor fundamental; quería, si me permiten la metáfora, abatir a la mosca asesina: Una sociedad de prisas y altas velocidades donde el hombre, convertido en un náufrago en un mar de normas y conceptos consolidados que pocos ponían en duda, solo podía aspirar a la deriva y la muerte. Para ello; consideró a la palabra su vial y la lentitud, la mejor forma de abordarla:

“La filología es ese arte venerable que exige ante todo una cosa de quienes la admiran y respetan: situarse al margen, tomarse tiempo, aprender la calma y la lentitud (…) y nada logra si no es con tiempo lento”.

Así que, ya sabéis, si en vuestros paseos os topáis con esta mosca oriunda del mediterráneo, quizás recordéis que la extraordinaria velocidad de su visión le permite ser una cazadora temible, capaz de atrapar a su presa, literalmente, en un parpadeo; como el superhéroe más veloz, Flash, puede ser una gran aliada nuestra, ayudándonos en el control de plagas y cuya mejor forma de atraparla, paradójicamente, es la lentitud. Una lentitud que puede convertirse en nuestra mejor baza para abordar los efectos nocivos de una sociedad hiper-acelerada, donde la prisa parece omnipresente y la velocidad lo empaña todo, al menos, en opinión de Nietzsche, claro.

Si el lector ha llegado hasta aquí, posiblemente, a partir de ahora entienda de un modo distinto el significado del dicho popular: “Entretenerse con una mosca”, podrá seguir refiriéndose a un individuo proclive a la distracción, que duda cabe, pero habrá descartado de su bagaje semántico, supongo, que la distracción fuera motivada por asuntos superficiales. Y es que, bien mirado, ni las moscas son tan banales, ni en los paseos solo se queman calorías. 


 

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