No le faltó razón, cuando me la enseñó, ya la traía perfectamente conservada en un cubo de metacrilato y deshidratada. Era un magnífico ejemplar hembra de Argiope Lobata. Esta araña teje magnificas telas y se caracteriza por el ribeteado ondulado del abdomen, que le da un aire extraño (de ahí el nombre de Lobata = lobulada) y que, a la sazón, tiene la costumbre de pretender devorar a sus machos cuando se le acercan (y lo consigue casi en el 50% de los casos).
Lobulada como el contoneo de las caderas de nuestro estereotipo de "femme fatale".
El comportamiento del género Argiope (así como otras especies que practican el canibalismo sexual) es cuanto menos, chocante para una especie como la nuestra. Al fin y al cabo, resulta difícil no imaginarse tal comportamiento extrapolado en nuestras mujeres... No me extraña que hayan corrido ríos de tinta sobre esto, y sean innumerables las historias que juegan con tal idea, ya sea en el cine o la literatura.
1.- El tamaño importa, pero solo porque determina la velocidad. En efecto, si eres un macho del género Argiope, para triunfar sexualmente sobre una hembra que teje redes orbiculares, debes ser el primero en acercarte a la hembra. No puedes ser muy grande, para ser ágil trepando por la tela. Ni muy pequeño, pues entonces no serías el más rápido (y seguramente acabarías devorado tras la fecundación)
2.- Cuídate de los irresistibles aromas: Si de pronto a las hembras de tu especie les da por devoraros, y una fuerza irresistible, a pesar de ello, os empuja hacia ellas... Seguramente estais siendo víctimas de las feromonas sexuales que segregan por su cutícula, y con las que impregnan sus telas.
3.- (Aunque esto no está demostrado científicamente) Invítate a una buena cena antes de intimar: Solo por estar seguro que no le entrará repentinamente el hambre con fatales consecuencias.
En fin, hay tantos tipos de amor como especies sobre el planeta.
Así que ya sabeis, si os encontráis con una araña de tamaño aparente, con el abdomen lobulado y de belleza singular, que teje telas de hasta un metro entre los arbustos, y a las que gusta de adornar con unos engrosamientos en zig-zag, llamados estabilimentos, y a las que impregnan de feromonas para atraer a los machos y posiblemente comérselos, si no son lo suficientemente rápidos... Os encontrais frente a la Argiope Lobata. Una maravillosa, aunque inquietante, conciudadana. Que ha compartido su hábitat con nosotros, desde que llegamos.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar